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EDITORIALES

por Alberto Guida

El escenario exitoso


Por Alberto Guida

Empezamos el año con algunas expectativas positivas que se plasmaron en el primer trimestre, hasta que apareció la debacle del dólar y comenzó el desmoronamiento anímico, porque tengo claro que el primer costo a pagar es emocional y el segundo económico.

En este contexto es necesario evaluar objetivamente y sin partidismos políticos, cual es la situación actual y nuestras posibilidades, porque si pretendemos el modelo anterior no cumplimos con una elección política correcta y si pretendemos el cambio, todavía no lo habíamos iniciado porque seguíamos financiando déficit y un dólar barato. Por lo cual este escenario de incertidumbre que emocionalmente nos castiga, era absolutamente previsible e inviable en la intención de cambio, cuyos contenidos reales también son previsibles, porque siguiendo la famosa frase de Albert Einstein “por qué van a cambiar las cosas, si seguimos haciendo lo mismo”.

El problema es qué queremos cambiar, pero primero sin perder nada y segundo sin modificaciones que nos afecten, o sea un cambio mágico. Pero lamentablemente cambiar el modelo implica una pérdida económica, en la cual no quieren participar los que están en contra ni a favor y por lo cual fue imposible avanzar en los dos años transcurridos, más allá de salir del default y recuperar algunas áreas de actividad productiva, pero sin resolver la balanza comercial de ingreso y egreso de dólares, clave deficitaria en nuestra economía Argentina.

En la inercia hace falta plata para gastar que no generamos, sea prestada o fabricada por nosotros, simplemente hay que elegir cuál de las dos será consecuencia de la inflación. Reducir gastos implica establecer a quienes les daremos menos, siendo obvia la pérdida de poder adquisitivo que como contrapartida afectará la demanda del consumo masivo y toda la cadena productiva.

Cualquiera de los dos modelos requieren credibilidad, uno en suponer que la máquina de fabricar dinero no se agotará nunca para completar nuestro desbalance económico y siempre viviremos felices sin importarnos el resto del mundo y el del cambio en la expectativa de un desarrollo exportador y de inversiones que el mundo nos posibilitará y que cubrirá nuestro déficit, asegurando una felicidad permanente.

Solución del único modelo exitoso, aprender a vivir acorde a los ingresos que somos capaces de generar.